El pasado viernes 24 de abril, en mi calidad de Diputado local, me permití proponer al Honorable Congreso de Michoacán un Punto de Acuerdo por medio del cual se le solicitara al Presidente de la República, al licenciado Andrés Manuel López Obrador, la instrumentación de un Programa Nacional de Alimentos, así como la entrega urgente de vestuario y equipo para la Protección del Personal de la Salud que se encarga de atender a los enfermos de covid-19. Es importante informar que las señoras y los señores diputados de Michoacán están muy preocupados por la pandemia que nos azota y por sus innegables consecuencias sanitarias y económicas y ese día habían decidido dedicar la orden del día completa a reflexionar y a tomar acuerdos en torno al ataque del virus Sars-CoV-2. En consecuencia, fue en el trascurso de la Sesión extraordinaria celebrada ese día que se trató el Punto de Acuerdo al que hago referencia y, consecuentes con su posición, los y las legisladoras decidieron aprobarlo por una amplia mayoría de 30 votos a favor y sólo una abstención. En esta colaboración reproduzco las palabras que me permití dirigirles a las y los legisladores.
Compañeras Diputadas, compañeros Diputados, amigos y amigas de la prensa, pueblo de Michoacán: Consideré que sería una grave omisión, incluso de alcance histórico, que este Honorable Congreso del estado de Michoacán se reuniera en medio de la más grave crisis por la que ha atravesado nuestro estado y nuestro país en los últimos años y no se tocara el punto de la pandemia mundial que azota a México entero y al estado de Michoacán.
Hace unas semanas hubiera resultado increíble que, por estos días, los mexicanos y los michoacanos se estuvieran enfrentando a una espantosa disyuntiva: morir contaminados por una peligrosa enfermedad por circular en la calle realizando sus actividades diarias o morir de hambre por permanecer en casa. Y, aunque parezca insólito, esa es la situación a la que se enfrenta el pueblo trabajador.
No hemos llegado aún a lo peor de la epidemia. Hay países tan avanzados y poderosos como Estados Unidos que están económicamente paralizados y que ya suman más de 40 mil muertes. Los expertos de la OMS han recomendado hacer pruebas a todos los casos sospechosos de contagio, no obstante, en México casi no se han hecho pruebas. Esta decisión del gobierno de la República ha impedido tomar la medida correcta, es decir, aislar a los enfermos. En efecto, en lugar de aislar a los enfermos, se ha optado por aislar a toda la población exigiéndole que permanezca en casa. Una medida tan simple y aparentemente tan evidente como permanecer en casa, se vuelve un auténtico sufrimiento si tomamos en cuenta que sólo una pequeña parte de los mexicanos cuenta con una vivienda digna. Antes de que iniciara la pandemia, el 30.4 por ciento de las personas reportó habitar en viviendas sin disponibilidad de servicios básicos, esto significa que las condiciones de la vivienda no son las adecuadas para 1 millón 369 mil michoacanos. Esta es, a no dudarlo, una complicación severa para permanecer en casa. Pero no es todo.
En nuestro estado el 69 por ciento de la PEA está trabajando en el empleo informal, ello equivale a 1 millón 437 mil personas. Esta es gente que va al día y si no sale a trabajar, no gana para comer. A todos ellos, hay que añadir los familiares de los dos millones de michoacanos que están en Estados Unidos y que no pueden enviar remesas a sus familias. En ese país ya se han enlistado como desocupados para las ayudas del gobierno 26 millones de trabajadores sin empleo. Las cifras son aterradoras.
Según una encuesta recientemente aplicada y analizada por el Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales, en este momento, lo que más demanda la gente al gobierno son: despensas y apoyo económico para las familias (71 por ciento), empleo (10 por ciento), medicamento (6 por ciento) y condonación de pago de servicios (5 por ciento). Según esta institución, la situación económica es alarmante: Seis de cada diez familias sólo pueden solventar sus necesidades básicas una semana; dos de cada diez, la pueden solventar quince días y, sólo una familia de cada diez puede aguantar un mes. La situación es cada vez más desesperada.
En consecuencia, saludo el Plan Alimentario que ha anunciado el señor gobernador Silvano Aureoles Conejo. Espero que se cumpla con las expectativas anunciadas. Ello, no obstante, creo que es mi deber y deber de todos los legisladores, manifestarnos con claridad y energía para solicitar del gobierno de la República un Plan Nacional de Distribución de Alimentos. Los recursos que capta y, por tanto, los recursos de que dispone el gobierno federal, son incomparablemente superiores a los recursos que capta y de que dispone una entidad federativa. Es por ello que es obligado que nos manifestemos en el sentido de que lo hasta ahora anunciado por el gobierno de la república es totalmente insuficiente y sólo atiende y mal a una parte de la población más vulnerable. Exigimos, por tanto, un Plan Nacional de Distribución de Alimentos que llegue a toda la población necesitada y, sobre todo, que llegue sin distingos ni discriminaciones de carácter político. No sólo eso.
Ante la dura realidad que viven ya los trabajadores de la salud, exigimos que se les dote de equipo protector adecuado y suficiente ya que son los que se encuentran en la primera línea de fuego para atender a los enfermos. Hoy, esos trabajadores están saliendo a bloquear calles en demanda de mascarillas, ropa adecuada, gel antibacterial y herramientas elementales para tratar a enfermos de covid-19 sin correr peligro.
Compañeros y compañeras:La voz del pueblo tiene que ser escuchada en este Congreso. La atención de la pavorosa pandemia requiere que se actué pronto a favor del pueblo más vulnerable. No se le puede dejar abandonado, no se le puede exigir solamente que permanezca en casa sin darle los elementos para que sobreviva dentro de ella.En consecuencia, les solicito respetuosamente que este punto de acuerdo sobre el problema más grave que ha vivido el mundo en muchos años, sea aprobado como de obvia y urgente resolución. Por su atención y paciencia: muchas gracias.
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