Aunque no lo esperemos, hay en la vida sucesos que nos regresan a cada momento al alma la esperanza en el porvenir que algunos, los menos, clasista y maliciosamente se empeñan en destruir.
México, nuestro México, el de los pueblos pobres y marginados, sería algo mucho más sano, justiciero, soberano, humano y rico para todos, si viviéramos en permanente Espartaqueada.
Modestamente me atrevo a decir en estas líneas que los sucesos que provoca la labor organizada del Movimiento Antorchista Nacional en materia de justicia social, educación, cultura, arte, deporte y etcétera son sólo una muestra pequeña de todo aquello que nos dice, con resultados, que el futuro que nos espera no tiene que ser oscuro, doloroso y trágico como el que nos pintan los enemigos del progreso de los pueblos pobres. Paso a dejar una muestra de mi dicho.
Confieso que la palabra “Espartaqueada” la aprendí hace 35 años en Antorcha, y desde entonces no la he encontrado jamás en ningún otro ámbito parecido.
Hoy, con motivo del encuentro cultural más grande de México no organizado por ningún gobierno, a realizarse en Tecomatlán, Puebla, investigué en uno de los buscadores más populares de internet escribiendo sólo la palabra “Espartaqueada”. Para mi sorpresa, recibí una grata y emotiva respuesta que me llenó de orgullo: nunca nadie como Antorcha, hasta ahora, ha utilizado esta palabra como bandera de organización y hermandad humanista.
Todo cuanto uno puede encontrar en la red relacionado al término no puede ser más esperanzador: arte, cultura, deporte, organización, pueblo, niñez, juventud, sacrificio colectivo y trabajo, mucho trabajo humanista.
Tanto me entusiasmó lo que leí que, sin pensarlo mucho, mi mente registró de inmediato que México, nuestro México, el de los pueblos pobres y marginados, sería algo mucho más sano, justiciero, soberano, humano y rico para todos, si viviéramos en una Espartaqueada permanente.
Pero como sé bien que esto por el momento no es posible, no me queda más que desearlo e invitar a mis amables y pacientes lectores a que se sumen, como lo hacen ya miles de mexicanos, a la labor educativa, cultural, artística y deportiva del Movimiento Antorchista.
A la pregunta de qué fueron las Espartaqueadas, Google contesta lo que nadie en el mundo jamás podrá negar: “La Espartaqueada es un evento creado por el ingeniero Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista Nacional, que hace honor a Espartaco, personaje que aparece en la historia de Roma en la época de la República de Sila, allá por el año 73 a. C.”
Y si nada aún nos dice esto que leemos, recordemos que Espartaco fue un hombre reducido a la calidad de esclavo, que luego se consumó como gladiador que actuaba para diversión de la élite, pero posteriormente logró reunir y preparar para el combate a un ejército de esclavos superior a las 120 mil personas en el conflicto conocido como Tercera Guerra Civil, y desde entonces es un símbolo de resistencia contra la opresión.
Y, mutatis mutandis, la historia se repite. Las Espartaqueadas son también un símbolo de resistencia contra la opresión ideológica y material que padecemos en la actualidad; sólo que el ejército de ahora lo componen artistas populares, y sus armas son la organización, la educación, la cultura y el arte.
En una sociedad cada vez más convulsa y agresiva como en la que ahora vivimos, donde parece ser que las naciones poderosas del mundo pretendieran engullirse completa a nuestra patria de una dentellada, cada vez se grita con más sobresalto llamados a la unidad nacional contra los países agresores, y el pueblo pobre se confunde.
Pero la unidad que pretenden los gobiernos de los poderosos entraña un peligro mayor aún que las amenazas mismas del exterior. La unidad que claman para ir a la batalla es parecida a la unidad entre el jinete (ellos) con el caballo (el pueblo).
Pero la unidad que necesitamos ahora debe ser primero entre los pobres, entre los agraviados de siempre. Nada urge tanto ahora como luchar por la vida del pueblo, y los poderosos también lo saben.
Respondamos a los llamados de unidad nacional de los gobiernos con la exigencia de seguridad, salud, educación, infraestructura social, empleo y buenos salarios. Y entonces, completada ya esta jornada y satisfechas las demandas, sólo entonces nos sumaremos, si así conviene, a los llamados que a los gobiernos y ricos poderosos interesan al defender a la patria.
La Espartaqueada Cultural Nacional de Antorcha es un verdadero llamado a la unidad entre los pueblos. Del 5 al 13 de abril, Antorcha reunirá en Tecomatlán, Puebla, a cerca de 25 mil artistas; niños, jóvenes, adultos y personas mayores llegadas de todo el país mostrarán sus habilidades artísticas y culturales buscando ser los mejores de entre los mejores de esta justa de habilidad fraterna de la Atenas de la Mixteca Baja.
De nuevo la hazaña comienza, la esperanza renace, y la organización de los pobres de México crece y se fortalece.
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