MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Supremacismo racial norteamericano

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Harriet Elisabeth Beecher Stowe, nació el 14 de junio de 1811 en Connecticut, Estados Unidos y muere a la edad de 85 años el 1 de julio de 1896. En su encuentro en el año de 1862, es decir, a la edad de 51 años, con Abraham Lincon, la joven Harriet Stowe, que medía modestamente 1.50 metros, escuchó las siguientes palabras de Lincon: “¡Así que usted es la pequeña mujer que escribió el libro que inició esta gran guerra!”, refiriéndose a la gran obra “La cabaña del tío Tom” y a la Guerra de Secesión de 1861 a 1865 que liberó a los esclavos del sur.

Esta magnífica y profunda obra documenta la actitud racista de los esclavistas originarios que encontraron en el tráfico de hombres y mujeres de color un negocio redondo: en primer lugar, por la venta en sí misma de las personas quienes, en su calidad de esclavos, sólo les quedaba obedecer y les ponían a realizar trabajos forzados, con lo cual, en segundo lugar, los patronos obtenían grandes dividendos, pues les ponían a trabajar jornadas extenuantes, con un bajo costo, pues apenas vivían y les alimentaban con poco.

 Así que, a juzgar por lo que está sucediendo en el mundo y, particularmente, en Gaza, en Rusia y en Taiwán, sea una manifestación más que demuestra la tesis de que los verdaderos herederos del nazismo fueron los norteamericanos

Stowe documenta con una excelente trama, alrededor del tío Tom, las atrocidades cometidas a los hombres y mujeres de color, particularmente en el sur de los Estados Unidos. Atrocidades como la insensibilidad de separar a los niños de sus madres; a las jóvenes parejas; a las madres mayores, de sus hijos jóvenes en edad de cuidarlas y mantenerlas; también se describen las atrocidades cometidas por los vendedores de esclavos, quienes en subastas se ofrecían al mejor postor, pues con su inhumano proceder, actúan irracionalmente y para localizar a los esclavos que se llegan a escapar utilizan perros de caza o especialistas en cazar animales.

Describe, por ejemplo, la disposición de una madre que abraza fuertemente a su hijo en su pecho y logra pasar el Río Ohio sobre los témpanos de hielo, a saltos y con gran peligro de caer sobre las aguas frías y morir con su criatura, ante la desesperación para evitar caer en manos de los insensibles e inhumanos tratantes. “Lo más terrible de la esclavitud, a mi modo de ver, son los ultrajes cometidos contra los sentimientos y los afectos, como separar a las familias, por ejemplo.” Así se pronuncia, con toda claridad y valentía, Stowe.

Además, las condiciones legales en algunos estados de la Unión Americana elevaban a nivel de ley la prohibición de ayudar, cobijar o refugiar a un esclavo que huía de su dueño antiguo con penas muy severas, pues seguramente, entre los religiosos en Estados Unidos, que no eran pocos, se inició un proceso de protesta que buscaba ayudar a los esclavos y no tratarlos mal, incluso, se sabe que en muchos casos la esclavitud tenía un carácter patriarcal; sin embargo, en la mayoría de los casos era brutal la explotación.

Narra también cómo los dueños de las esclavas abusaban sexualmente de ellas, sin importarles ningún tipo de condición. Se deshacían de ellas si llegaban a quedar embarazadas. Un trato, simple y llanamente de cosas, de objetos del deseo.

Los consejos de los traficantes se describen en el libro como sigue: “Verá, a un negro que tiene que ir de aquí para allá en el mundo y soportar que lo vendan a Mengano y a Zutano y a Dios sabe quién más, no es bueno llenarle “la cabeza de ideas y expectativas y educarle demasiado, porque la dureza de la vida es mucho más difícil de soportar después. Estoy seguro de que los negros de usted estarían muy tristes en un lugar donde algunos negros de plantación cantarían y vitorearían como posesos”.

Mas la crítica no termina en los tratantes o los políticos que aprueban esas arbitrariedades y esos tratos a los humanos de color distinto a los Pilgrims. Toma partido y critica a ciertos sectores de las congregaciones que hablan de la hermandad entre los seres humanos; sin embargo, al tratarse de los esclavos, así se pronuncian: “No hay duda de que la Providencia dispone que los de la raza africana sean sirvientes, que se mantengan en baja condición —dijo un caballero de aspecto serio vestido de negro, un clérigo, sentado junto a la puerta del camarote—.”

No debemos olvidar que las primeras acciones de la nación norteamericana fue la conquista del territorio despojando violenta y sangrientamente a los indígenas seminómadas que habitaban el suelo norteamericano; posteriormente nos arrebataron una gran parte de nuestro territorio y, finalmente, para cumplir con el gran negocio del surtimiento de materias primas como el algodón y el tabaco para fortalecer la industria de Inglaterra y la naciente industria del norte de los Estados Unidos desarrollaron el comercio de esclavos traídos de África por la fuerza.

Cierto es que esta gran obra, que recomiendo sea leída por todos aquellos que tengan buen corazón y deseos de conocer las entrañas del problema de la explotación del hombre por el hombre, en sus formas más brutales en Estados Unidos, en la explotación esclavista, “La Cabaña del tío Tom”, tuvo una influencia decisiva en la guerra civil de secesión en la que el norte industrializado requería la liberación de la fuerza de trabajo del sur esclavizado y con la abolición de la esclavitud, los esclavos se convirtieron ahora en esclavos asalariados del capital y la discriminación no se detuvo con la abolición de la esclavitud, no se nos olvide que había fiestas en las escuelas, bares, restaurantes, transporte público, etc., donde los blancos tenían un lugar y los hombres y mujeres de color, otro.

Así que, a juzgar por lo que está sucediendo en el mundo y, particularmente, en Gaza, en Rusia y en Taiwán, sea una manifestación más que demuestra la tesis de que los verdaderos herederos del nazismo fueron los norteamericanos, pues dos cosas se configuran para demostrarlo: 1) la actitud supremacista y racista de los halcones del poder y 2) el interés de querer dominar a todo el mundo y hacer de él una colonia de la “raza superior”, es decir, los norteamericanos.

Obras como la aquí relatada, despierta la consciencia de sus lectores y llama a tomar manos a la obra para la liberación, ahora de los esclavos del capital, de los esclavos asalariados. Para ello, es necesario construir un mundo multipolar, equilibrado, desarrollado y accesible a quienes trabajan, crean la riqueza, pero no disfrutan de ella.

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