El 22 de marzo pasado, con motivo del Día Mundial del Agua, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi dio a conocer que sólo el 52.3 % de la población que vive en México cuenta con un suministro constante de agua potable.
Solo la mitad de los mexicanos cuenta con suministro de este vital líquido durante todos los días. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), por su parte, estima que entre 12 y 15 millones de personas carecen de agua en el país, siendo los estados más afectados: Sonora, Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato e Hidalgo.
¿Por qué no invertir en infraestructura para que los cientos y miles de familias de Colón, Tolimán y Peñamiller tengan el servicio de agua que de por sí les cobran?
La falta de lluvias, la disminución de los caudales en los ríos, lagunas, esteros, presas, etcétera, ha intensificado las altas temperaturas, afectando la producción agrícola, industrial, energética y provocando severos estragos entre los mexicanos.
Entre las causas de la escasez de agua destacan: la contaminación del agua dulce; la contaminación de la tierra o del aire; el cambio climático que potencia la aparición y desarrollo de las sequías, causando escasez para el consumo humano; los cultivos y las industrias; el uso excesivo del agua a gran escala en las fábricas, o en pequeña escala en nuestras propias casas; la falta de inversión y uso de nuevas tecnologías para extraer el agua de los ríos y otras fuentes, y la urbanización desorganizada, por la dificultad y costo de llevar el agua a las zonas alejadas.
Para resolver esta necesidad en Querétaro, el Vocal Ejecutivo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), Luis Alberto Vega Ricoy, ha afirmado que “el servicio para toda la zona metropolitana de la capital está garantizado porque se surte con el sistema Acueducto II, y pozos subterráneos”.
En las comunidades que dependen de manantiales, pero que actualmente se encuentran secos, se hará con tandeos, mediante pipas: “De los dieciocho municipios se tandeará en doce. Vamos a anunciar un tema de apoyo emergente de pipas para poder llevar agua a diferentes comunidades, sobre todo del semidesierto”, señaló, y comentó que a pesar de la nula presencia de lluvias durante el mes de marzo, para abril y mayo se espera que los niveles de lluvia se normalicen y que no sea una temporada de estiaje como la de 2023.
Pero, ¿por qué tandearles el agua con pipas a las poblaciones de los municipios que cuentan con este vital líquido, que ellos se traen a la capital para su negocio, en lugar de invertir en infraestructura para que cuenten con este servicio de manera permanente, como es el caso de las cientos y miles de familias del municipio de Cadereyta de Montes?
¿Por qué no invertir en infraestructura para que los cientos y miles de familias de Colón, Tolimán y Peñamiller tengan el servicio de agua que de por sí les cobran?
A mi juicio no es tanto la escasez sino la falta de inversión para resolver esta gran necesidad.
Si bien es cierto que la situación en general es complicada, también es cierto que hay comunidades y colonias a las que se les niega el agua a pesar de que sí hay. Tres casos más sirven como ejemplo de que en Querétaro el agua se autoriza en función de la ganancia política y económica.
A pesar de que el agua es un derecho humano, se le niega a las familias de la colonia Altos del Pueblito, de Corregidora, que cuentan con línea de conducción y distribución porque los vecinos se han negado a someterse a algunos líderes al servicio del municipio de Corregidora, quienes tienen la encomienda de controlarlos políticamente.
Un ejemplo más es el de la colonia Colonia Benito Juárez, ubicada a un costado de la anterior, donde los vecinos, también de manera organizada, costearon el proyecto de agua y alcantarillado de su colonia, ya que la tubería principal de agua pasa a escasos metros del asentamiento sin que hayan sido escuchados a pesar de los varios años de sus gestiones.
El problema no es sólo la falta de agua, sino de voluntad y sensibilidad.
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