La historia de toda sociedad hasta nuestros días es la de las luchas de clases.Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos.En una palabra, opresores y oprimidos.En lucha constante mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya sea abierta, ya sea disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transformación revolucionaria de la sociedad o por la destrucción de las dos clases antagónicas.En las primitivas épocas históricas comprobamos por todas partes una división jerárquica de la sociedad.
La sociedad burguesa moderna, levantada sobre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido los antagonismos de clases.No ha hecho sino sustituir con nuevas clases a las antiguas, con nuevas condiciones de opresión, con nuevas formas de lucha.Sin embargo, el carácter distintivo de nuestra época, de la época de la burguesía, es haber simplificado los antagonismos de clases.La sociedad se divide cada vez más en dos grandes campos opuestos, en dos clases enemigas: la burguesía y el proletariado.
La burguesía es la clase social formada por las personas acomodadas que logran tener propiedades y capital económico a su disposición y por el otro lado se encuentra el proletariado que es la clase social que en el modo de producción capitalista carece de los medios de producción y se ve obligado a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario a la clase social capitalista.
La sociedad cada día más exige mejorar las formas de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas para darle a la sociedad mejor forma de vivir resolviendo sus necesidades básicas y complementarias tanto en lo material como en lo espiritual.
Nuestra sociedad ha pasado por varios movimientos para el desarrollo de la producción de bienes materiales y uno de ellos fue la revolución industrial donde Inglaterra encabezaba la lista de lugares con mayor producción textil y manufacturero a mediados del siglo XVIII, fue el movimiento de la Revolución Industrial quien dio pie al desarrollo de las ciencias en la producción capitalista, antes en la época medieval donde reinaba el oscurantismo la ciencia se encontraba en su nacimiento pero muy limitado a la sociedad donde solo pocas personas tenían acceso a ello.
La clase burguesa se ha apoderado de todo y ha logrado conquistar el poder político de las naciones enteras a excepciones de algunos países, velando por sus intereses y dejando desamparado a la clase trabajadora que con sus manos produce la riqueza (proletariado), eso explica la cantidad de riqueza que se produce en los países, pero al mismo tiempo la inmensa mayoría de pobres que en ella viven.
En México, el modelo económico capitalista que inició en el siglo XIX no es la excepción ya que nuestro país se encuentra entre los primeros lugares en producción y exportación de bienes, pero al mismo tiempo se encuentra entre los primeros países en pobreza y pobreza extrema según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).México es el país donde más mal se retribuye la riqueza, con bajos salarios, poca inversión a los sectores vulnerables y sectores públicos como son los servicios de educación, salud, seguridad e infraestructura, como resultado del modelo económico fallido tenemos un país hundido en la pobreza y desigualdad a más de 85 millones de mexicanos y que a raíz de la pandemia de covid-19 la situación económica se agudizó aún más afectando nuevamente a la clase proletaria, desde los inicios del Movimiento Antorchista Nacional ha plateado que lo que se necesita en México no es un cambio de partidos políticos sino un cambio de clases sociales en el poder.Los mexicanos han visto desfilar varios partidos políticos en los municipios, estados y en el país, todos ellos prometiendo a la clase popular una mejor condición de vida, pero una vez que llegan al poder se olvidan de sus promesas por lo cual la gente decepcionada busca cambios sin encontrarlos en un partido y en otro sin analizar que la mayoría de ellos no representa sus intereses de clases.
Bajo esa esperanza llegó al poder Morena, cuyo partido nació en el año de 2014 con el lema de ser la esperanza de México y con la consigna de por el bien de todos primero los pobres.En 2018 arrasó y obtuvo el poder político en los municipios, estados, congresos y en la presidencia de la República.El 53% de los electores votaron por Morena sin analizar que el partido era otro partido dirigido por otro grupo de gente poderosa económicamente, a casi dos años de elegir un cambio, miles de mexicanos se han decepcionado ya que no han dado los resultados que ellos esperaban, cada día hay más pobres en México, más desempleo e inseguridad.
Morena, que se presentó como partido a combatir el modelo económico neoliberal y diciendo que el mal de todos los problemas es la corrupción, se ha quitado el disfraz de cordero para mostrar su rostro de lobo feroz, siendo más dictador y represor que el PAN y el PRI, ha desarrollado más el modelo neoliberal y si no es así que le pregunte a Donald Trump que modelo económico es el que se está implementando en México.En Puebla es el claro ejemplo donde se fabrica el experimento de lo que Morena pretende hacer en todo el país para quedarse en el poder al precio que sea y si ese precio es implantar una dictadura absoluta valiéndose de todas las leyes para hacer y deshacer como les convenga a ellos.
Nuevamente el pueblo espera con ansias las propuestas de los candidatos para las elecciones intermedias de 2021, pero al mismo tiempo decepcionados por el cambio que les ofrecieron las elecciones pasadas.
Urge un cambio verdadero de partido político en el poder y para eso el Movimiento Antorchista llama a la unidad y a un bloque que esté en condiciones de dar la pelea y tener éxito en la batalla electoral.Necesitamos un frente nacional que involucre las aspiraciones del pueblo trabajador que se resume en un mejor salario para los trabajadores, mejor sistema de salud, educación, seguridad y así lograr un reparto más justo de la riqueza que producimos todos los mexicanos.Solo el pueblo organizado y politizado puede lograr ese cambio que todos los mexicanos necesitamos.
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