No cabe duda de que la pobreza en Hidalgo se incrementa tanto en número como en profundidad, cada día más familias se suman a las condiciones lacerantes de la población con menos recursos y que, además, no cuenta con servicios básicos en sus hogares. Cada día más personas caen en el empleo informal sin prestaciones y sobreviviendo con lo que alcanzan a vender tras largas jornadas para ofrecer sus mercancías, cada día más personas no tienen los suficientes recursos para comprar los alimentos más elementales. Esto lo demuestran los datos.
De acuerdo con el CONEVAL, Hidalgo es una de las nueve entidades del país con mayor porcentaje de personas que viven en miseria, junto con Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Veracruz, Tabasco y Morelos. Entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza en nuestro estado aumentó de 41.9 por ciento a 43.9 por ciento, mientras que el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. El porcentaje de la población en situación de pobreza extrema presentó un incremento de 7.0 por ciento a 8.5 por ciento entre 2018 y 2020 y el número de personas en situación de pobreza en esta situación aumentó de 8.7 a 10.8 millones de personas.
Además, en términos de carencias sociales, el mayor cambio entre 2018 y 2020 es un aumento de 12.0 puntos porcentuales en la carencia por acceso a los servicios de salud, que pasó de 16.2 por ciento a 28.2 por ciento. Otras carencias que aumentaron en menor medida son el rezago educativo con un incremento de 0.25 puntos porcentuales y la carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad (0.31 puntos porcentuales).
En cuanto a pobreza laboral, es decir, el porcentaje de la población cuyos ingresos no le alcanzan para comprar la canasta básica, según el informe del CONEVAL del primer trimestre de 2022, el porcentaje de la población en el estado que vive estas condiciones es de un 51.9 por ciento, ubicándose en el cuarto lugar nacional con mayor pobreza laboral después de Chiapas, Guerrero y Oaxaca con un 65.3, 61.0 y 60.4 por ciento, respectivamente. De este dato, podemos deducir que a uno de cada dos hidalguenses no le alcanza para comprar los alimentos básicos, ya ni hablar de la renta, transporte, educación, salud, etc.
En materia laboral, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) indica que la entidad registra uno de los niveles más altos de informalidad con 72.9 por ciento al lado de Oaxaca, Guerrero y Chiapas. De la población ocupada, un total de 1 millón 341 mil 696 personas, 978 mil 96 se mantienen en la informalidad, esto implica que no cuentan con prestaciones como seguro social, aguinaldo, vacaciones, entre otras.
En suma, en Hidalgo se vive en la miseria, con hambre, sin empleo formal, sin acceso al servicio de salud y educación. Y, sin embargo, los gobiernos estatal y federal no atacan estos principales problemas que aquejan a los hidalguenses.
A nivel estatal, las manifestaciones son constantes ya sea en demanda de servicios básicos para las colonias populares y comunidades marginadas, como por un mejor sistema de salud con entrega de medicamentos y condiciones dignas para el personal de salud o por apoyos al campo, que se encuentra abandonado. A todas estas demandas, la respuesta siempre es la misma, no hay recurso para el pueblo solo hay para las obras faraónicas del gobernador Omar Fayad, para los grandes puentes de la capital.
En el ámbito federal los recortes presupuestales y la desaparición de programas por parte del gobierno de la 4T bajo los argumentos del “combate a la corrupción” y la “austeridad republicana” y ahora la “pobreza franciscana”, contribuyen al incremento y profundización de la pobreza en Hidalgo y en todo el país. Entre estos programas desaparecidos destacan la desaparición del Seguro Popular, Prospera, las estancias infantiles, los comedores comunitarios, apoyos al campo, programas de empleo temporal y el Ramo 23, que etiquetaba recursos y representaba para los ayuntamientos la posibilidad de gestionar y bajarlos de la federación a los municipios, para la construcción de obra pública como: agua potable, drenaje, pavimentación de caminos y calles, programas de ampliación y mejoramiento de vivienda, construcción de techumbres y en general infraestructura educativa, entre otras; dejó a miles de colonias populares y comunidades rurales sin obras que mitiguen un poco sus condiciones precarias, de marginación y atraso que padecen desde hace décadas.
Así, con sus acciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Omar Fayad han dejado claro que no gobiernan para el pueblo, pues las obras que están impulsando solo benefician a un pequeño sector de la población, y no hacen nada para remediar la situación de cientos de miles de hidalguense que carecen de empleos, servicios básicos y hasta de la canasta básica.
Por eso se vuelve una tarea urgente y necesaria, organizarnos y formar un frente capaz de lograr que los políticos y funcionarios cumplan sus compromisos y aún más importante, capaz de lograr un cambio estructural en la política neoliberal que se aplica en nuestro estado y el país, de lograr que lo producido por el pueblo trabajador regrese a sus manos en forma de obras, servicios y bienestar.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario