"De algo nos tenemos que morir" es una respuesta que con frecuencia escuchamos de una considerable masa de mexicanos al cuestionarlos sobre su postura ante la pandemia y la terrible crisis económica y política que estamos viviendo.Y aquellos que conocemos el dolor de la pérdida de un ser querido y amamos la vida, nuestra y de nuestros semejantes, sentimos una desazonadora impotencia ante la mansedumbre y resignación de nuestros amigos, parientes, conocidos y paisanos en general, que comparten el mencionado punto de vista.¡Cómo es posible que se caiga en esa resignación fatalista e inexplicable, que de manera automática nos trae a la memoria la imagen de un carnero que se deja conducir al matadero ante la imposibilidad de defenderse!
Desde hace muchos siglos el hombre triunfó sobre todas las especies del planeta debido a que fue capaz de adaptarse y sobreponerse a las diversas adversidades de la naturaleza.Y así, dominándola y venciéndola en casi todos los aspectos, llegamos a ser la especie dominante.Y estas cualidades del ser humano, potenciadas por nuestra capacidad de abstracción e inteligencia, nos han permitido llegar a plantear la posibilidad de vivir hasta en otros planetas.Pero toda esta grandeza de la especie humana parece negarse en el tan manido argumento, que más que rebelar una profunda convicción filosófica, esconde y muestra, al mismo tiempo, fatalismo, irresponsabilidad e inconsciencia.
Marcelino Dávalos escribió en su bellísimo poema águilas y Estrellas: "no, no es esta mi estirpe, no es de esta raza el que al sentir sus plantas abrasarse, reía a sus verdugos".Estos versos nos recuerdan la bravura y temperamento combativo que históricamente han caracterizado a los mexicanos, mismos que hoy debemos rescatar para hacerle frente a los problemas que enfrentamos.Nos tenemos que morir de algo, en eso no hay duda, pero no antes de haber dado la lucha y haber entregado todo lo que podamos al desarrollo y bienestar de nuestro pueblo y de la humanidad entera.
Los logros mundiales en salud, transporte, vivienda, servicios y alimentación demuestran que la humanidad ha sabido sortear todos los problemas a los que se ha enfrentado.Y los avances científicos nos permiten visualizar ya la invención de una vacuna que promete ser la cura para la covid-19.Por tanto, el desarrollo de la historia nos indica que se puede y se debe construir una sociedad mejor, no solo en el terreno de la salud sino en el de la educación, la justicia y sobre todo la economía, cuyos problemas y consecuencias acarrean más muertes aún que la actual pandemia.Sin embargo, para encontrar las soluciones debemos combatir primero el conformismo, la inacción y la indiferencia.
Aceptar ser víctimas sin oponer resistencia es permitir que el actual sistema socioeconómico de opresión y explotación de las clases trabajadoras se perpetúe y es permitir que aquellos que hoy se benefician del estado de cosas decidan el futuro de la humanidad.
No debemos aceptar morir como seres indefensos bajo la apariencia de entender la realidad.Podemos y debemos exigir al gobierno que instrumente acciones para sobrellevar la crisis económica y sanitaria que estamos viviendo.Debemos exigir un programa serio y completo de prevención y combate al covid-19 y un programa alimentario que permita a los más desfavorecidos sumarse al confinamiento.
Que la 4T deje de distraernos con el tema de la corrupción y que demuestre, atendiendo al pueblo, que ellos son mejores, o tendremos que decir como el insigne benemérito de las Américas: "Maldito el que con sus palabras dice defender al pueblo y en los hechos lo traiciona".
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