MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El cambio verdadero, en manos de quienes están siendo agraviados

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Desde la llegada de la 4T al gobierno federal, nuestro país ha venido sufriendo una serie de recortes al presupuesto de distintos sectores clave, como educación, deporte, cultura y salud, groseros recortes exorbitantes que no tienen explicación, puesto que, si algo funciona mal o es deficiente, lo ideal sería lo contrario: inyectarle más recursos para tratar de salvarlo o mejorarlo.

Los recortes han golpeado duramente al sector salud, mientras las megaobras federales siguen recibiendo miles de millones de pesos adicionales.

Esto es lo que pensaría un cerebro normal o los cerebros normales de los funcionarios que integran un gobierno comprometido en servir a sus gobernados e ir atacando los graves problemas que aquejan a nuestro país, que se cuentan por miles.

Sin embargo, estamos señalando un ejemplo idóneo, algo que al parecer está muy lejos de manifestarse en el gobierno cuatroteísta, que de dientes para afuera dice estar con el pueblo y defenderlo, pero en los hechos aplica una serie de políticas antipopulares para empobrecerlo más y arrebatarle los pocos servicios con los que contaba.

Desgraciadamente, aunque estamos estrenando nueva presidenta en México, no se ve que la mentalidad de los inquilinos de Palacio Nacional haya cambiado, sino que ahí se respiran los mismos aires contaminados que distorsionan la realidad de los políticos que están al frente de los máximos exponentes de la política nacional, aunado a que vienen arrastrando un grave deterioro en el sector salud.

Durante el último año de gobierno del expresidente López Obrador, se aplicaron recortes al presupuesto aprobado por el Congreso a institutos de salud estratégicos por más de 11 mil millones de pesos, afectando la atención de los niños, el combate al VIH y el cáncer de mama, así como la planificación familiar.

Leyó usted bien, graves recortes a un sistema ya de por sí debilitado y enfermo, que, de venir funcionando pésimamente, su mal se convirtió en crónico, y los resultados de su mala atención no han tardado en manifestarse.

Estos graves recortes al sector salud mexicano no le importaron al mandatario, quien aplicó la medida castigando severamente, según reportes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), al Centro Nacional de Salud de la Infancia y la Adolescencia, con 9 mil millones de pesos menos de lo aprobado por los diputados de la Asamblea Legislativa de San Lázaro, que, como ya sabemos, son en su mayoría morenistas o afines.

Cabe mencionar que este centro tenía en sus manos, como rezan sus objetivos, la importante tarea de “establecer, difundir y evaluar las políticas nacionales, estrategias, lineamientos y procedimientos en materia de atención a la salud de la infancia y la adolescencia, y la vacunación para toda la población residente del país”.

Por ejemplo, al Centro Nacional de Salud de la Infancia se le autorizaron 14 mil 121 millones de pesos para gastar en 2024, pero terminó con un ejercicio de 5 mil 50 millones de pesos, según los reportes de Hacienda, lo que significa un recorte del 64 %.

No sé hasta cuándo los políticos encargados de los destinos de una población determinada seguirán queriendo hacer pasar sus subejercicios como ahorros, cuando todos sabemos que estos no son más que la falta de visión, planeación y objetivos para invertir en obras y servicios los recursos asignados. Ellos son los administradores del dinero que todos los mexicanos aportamos con nuestros impuestos, y estos deben ser usados en mejorar la vida y las condiciones de los ciudadanos.

Justo en su último año de gobierno, López Obrador promovió como uno de sus discursos más famosos que el sistema de salud del país sería mejor que el de Dinamarca, pero en contraste, el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH (Censida) tuvo un recorte del 10.5 %, al pasar de 551 millones de pesos aprobados a 493.8 millones de pesos. ¿Acaso de esta manera podemos llegar a tener un sistema de salud como el de Dinamarca?

Este centro tiene el objetivo de abastecer de antirretrovirales y, con ello, disminuir los efectos del VIH y de las enfermedades de transmisión sexual, pero operó con un recorte de 58 millones de pesos.

Por su parte, el Centro de Control de Enfermedades, Equidad de Género y Salud Reproductiva sufrió un grave recorte de mil 335 millones de pesos, pues su presupuesto pasó de 2 mil 538 millones de pesos a mil 203 millones de pesos, lo que significa una reducción del 52 %.

La dependencia federal, encargada de las políticas nacionales de los programas de planificación familiar y anticoncepción, salud sexual y reproductiva, cáncer cérvicouterino y de mama, así como de la salud materna y perinatal, igualdad de género, prevención y atención de la violencia familiar, vio reducido su presupuesto en un 50 %.

Otro de los afectados de esta masacre presupuestal fue el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, el cual redujo su presupuesto en 43.5 % en 2024, recibiendo mil 398 millones de pesos, pero con un gasto modificado de 790 millones, a pesar de que esta instancia cumple un papel fundamental en siete programas federales para prevenir enfermedades como la rabia, el dengue y las cardiometabólicas.

Y sólo como un dato: aunado a estos terribles recortes en el sector salud, las megaobras federales siguen viento en popa chupando grandes cantidades de recursos públicos. Por ejemplo, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec excedió 80 % su gasto programado, pues sólo se le aprobaron 17 mil 133 millones y terminó con una erogación de 30 mil 915 millones de pesos.

A su vez, el Ferrocarril del Istmo recibió 27 mil 618 millones de pesos adicionales a los 3 mil 925 que la Cámara de Diputados le asignó el año pasado. La nueva dependencia federal, Litio México, obtuvo un 65 % más a lo largo de 2024, al pasar de 9.8 millones de pesos a 16.2 millones de pesos.

El Fondo Nacional de Fomento al Turismo, que participa en la construcción del Tren Maya, pasó de 866 millones de pesos aprobados a ejercer 115 mil millones, y un largo etcétera.

Preguntémonos si esto es lo que queremos los mexicanos para nuestro país: un gran derroche de nuestros recursos para obras vanas y caprichosas, mientras la salud es desatendida con consecuencias fatales, incluso con la muerte de niños por la nula atención al cáncer.

Las cosas evidentemente están muy mal y no se avizora un futuro mejor. Ese futuro no está en manos de quienes ahora tienen el poder, porque ellos están felices gozando de las mieles del éxito y de tener las arcas llenas de dinero para hacer y deshacer con él.

No, el cambio verdadero y profundo está en manos de quienes están siendo agraviados por toda esta situación; sólo es necesario que se pongan en guardia y que se decidan a luchar.

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