El próximo 6 de octubre, antorchistas del estado de Sonora, haciendo uso del derecho inalienable de organización y manifestación para defensa de sus intereses, harán entrega del pliego petitorio al gobierno estatal, con el objetivo de que estas peticiones sean contempladas en los planes presupuestales del próximo sexenio. La importancia de este hecho no es menor, y radica en diversos aspectos que en su conjunto contribuyen a facilitar la gestión de obras y servicios para las comunidades más necesitadas en la entidad.
En primer lugar, esta acción demuestra el carácter pacífico y respetuoso del orden institucional de la lucha que encabeza el Movimiento Antorchista, pues no busca solucionar sus peticiones fuera de las estructuras estatales existentes, sino se apela a ellas, como responsables de solucionar los grandes problemas sociales del país. En esta ocasión no es diferente, se buscará a las autoridades que están iniciando el sexenio. Por otro lado, es una labor muy importante en el sentido de que facilita a esas autoridades el conocimiento de las necesidades de las familias más humildes, pues estas peticiones surgen de reuniones y discusiones que se llevan a cabo en las comunidades mismas.
A estas alturas, es por todos sabido que la pobreza y marginación de las grandes masas del país y de Sonora ha aumentado en los últimos tres años, pues del 2018 al 2020 la población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos pasó del 35.8% al 40. 1%, por tanto, el trabajo que se tiene que hacer cada vez es más. Pareciera un cuento de nunca acabar, en el que los más golpeados son los pobres. Las comunidades con mayor presencia indígena son las que presentan mayores carencias. No hay correspondencia, pues la zona se caracteriza por tener grandes hectáreas de cultivos, pero los que los trabajan apenas tienen lo necesario para sobrevivir. Esto también lo podemos ver en otras regiones del estado; no solo en el sector agrícola, sino también ganadero, pesquero, minero, etc., donde por un lado se generan grandes cantidades de riqueza, pero por otro, aquellos que la generan viven por debajo de la línea de pobreza.
En medio de una crisis sanitaria como la que vivimos, los más golpeados son los que menos posibilidades tienen de acceder a servicios de salud de calidad, y nuevamente, podemos constatar los retrocesos, pues en Sonora, las personas que carecen de acceso a los servicios de salud pasaron del 12.6% al 21.1 %. Esto solo nos puede decir que es necesario redoblar esfuerzos, una tarea que no puede aplazarse por más tiempo, pues eso significaría poner en riesgo la vida de miles de sonorenses.
Así pues, la solución de un problema tan grande no es sencilla, pero la voluntad política de las autoridades puede hacer grandes avances. La respuesta está en hacer caso al llamado de las mayorías, destinar presupuesto a acciones que beneficien a los que menos tienen, pero no como paliativos que los “ayuden” a sobrevivir dentro de la miseria, sino transformando el entorno en el que se vive, mediante la construcción de obras y servicios, como drenaje, vivienda, pavimentaciones, electrificación, centros de salud, escuelas, etc., que le den mayor dignidad al estilo de vida de las clases trabajadoras. Cambiar la lógica de la inversión pública, no invertir en los grandes ricos que no lo necesitan y que al final son muy pocos, sino invertir en los más necesitados, que son la mayoría.
Que las administraciones pasadas quedaron a deber al pueblo sonorense, es cierto. Una deuda que difícilmente en un sexenio se resuelva, por eso para pagarla es necesario superar la mentalidad sexenal de gobernar y plantear proyectos de largo alcance, de la mano de los más necesitados. Por tanto, la entrega del pliego de peticiones por parte de los antorchistas puede ser el punto de partida para solucionar los grandes problemas sociales de Sonora, solo hace falta que estas peticiones encuentren suelo fértil en la actual administración y que realmente escuche la voz de los que menos tienen, pues son ellos los que generan la riqueza y mantienen de pie nuestro estado.
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