La gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda aseguró que en Baja California más de ocho mil personas han salido de la pobreza extrema y 340 mil más han salido de la situación de pobreza y vulnerabilidad social en la que se encontraban.
Aunque sin estadísticas oficiales, la gobernadora se aventuró a dar a conocer estos datos, repetidos seguidamente por el próximo presidente de Tijuana, Ismael Burgueño. Pese a que la situación “parece mejorar” para los gobernantes, la realidad es otra.
A pesar de los programas asistenciales, las tarjetas y las ayudas momentáneas, la pobreza real que viven los bajacalifornianos no ha disminuido. Esto es evidente en las colonias, donde aún faltan servicios esenciales como agua, luz, drenaje y pavimentación.
Aunque algunos digan que la pobreza se está acabando, la realidad muestra que aún no alcanza para necesidades básicas como una casa, una despensa o enviar a los hijos a la escuela.
A pesar de los 21 programas sociales promovidos por el Gobierno del estado, estos sólo son paliativos al verdadero problema que enfrentamos desde hace años.
Se necesitan políticas reales que beneficien al pueblo trabajador en áreas como educación, vivienda, servicios y salud, además de una política económica justa donde paguen más impuestos quienes ganen más, y que esa riqueza se distribuya equitativamente entre todos los mexicanos, no en forma de programas, sino de obras y proyectos.
Antorcha ha promovido cuatro ejes para sustentar este cambio social, reducir las cifras de pobreza y elevar el bienestar de la nación. Aunque no se alcanzarán los niveles de Dinamarca, se puede lograr una mejora significativa en comparación con la situación actual.
La tarea sigue siendo grande: a medida que crece la población, también lo hace la pobreza, con oportunidades de empleo, vivienda y salud limitadas.
50 años después de haberse planteado este proyecto, Antorcha ha demostrado que el cambio es posible y necesario. La organización, educación y lucha del pueblo son fundamentales para avanzar hacia una vida más justa y con iguales oportunidades para todos.
Hoy, más que nunca, la unión y la fuerza de Antorcha son necesarias, ya que, aunque algunos digan que la pobreza se está acabando, la realidad muestra que aún no alcanza para necesidades básicas como una casa, una despensa o enviar a los hijos a la escuela.
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