Describir el entorno que me rodea, no es fácil. Por mi labor, que es visitar algunas de las colonias de Morelia, Michoacán, puedo percatarme de algunas similitudes de pobreza que existen. Ya sea por el desempleo, la falta de servicios, acceso a la salud o rezago educativo.
La mayoría de familias que visito, me narran cómo cada día les alcanza menos para comprar su despensa, cómo la misma cuesta de enero los tiene agobiados y cómo su desanimo aumenta porque se han quedado sin un empleo y, por tanto, sin sustento. Se quejan de la falta de pavimentaciones, de escasez de agua, de luz. Tristemente estas familias, que son miles, representan la pobreza de la capital michoacana.
Morelia suma al menos unas 129 colonias y más de 300 mil personas marginadas. La capital se posiciona entre los 15 municipios más pobres de México, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
La proyección de la población a 2021, elaborada por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), arrojó que Morelia cuenta con 831 mil 328 ciudadanos, de los cuales, son vulnerables por carencias 197 mil 086, mientras que en pobreza moderada tiene 273 mil 678 y en pobreza extrema unos 50 mil.
Hay 6 mil 693 viviendas sin acceso al agua, el 3.1 por ciento, 6 mil 364 viviendas no cuentan con drenaje, el 3 por ciento, sin electricidad suman 460, el 0.2 por ciento, de las viviendas que para cocinar sus alimentos usan carbón o leña, tenemos 7 mil 475, el 3.6 por ciento y finalmente las viviendas que no son de piso firme, suman 5 mil 282 el 2,5 por ciento.
En el caso de empleo, el panorama también es desolador; el estado de Michoacán es la octava entidad con más pobreza laboral pasando del 31.3 por ciento al 36.3 por ciento el sector de la población que tiene un salario inferior al costo de la canasta alimentaria. O sea, cada vez son más las familias que les cuesta trabajo cubrir su alimentación.
En Morelia 171 mil 612 ciudadanos están privados de acceso a los servicios de salud y 409 mil personas no tienen acceso a la seguridad social, esto, según datos del CONEVAL.
Son 118 mil 162 personas que se encuentran en rezago educativo y para variar, a esto se le suma la reciente problemática que golpea directamente a la niñez, pues el Programa de Escuelas de Tiempo Completo ha desaparecido, aquella escuela donde los padres podían dejar a sus hijos e irse tranquilamente a trabajar, sabedores de que están en manos de los profesionales de la educación desaparece por las políticas de la Cuarta Transformación.
A pesar de que el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, aseguro que este programa no se retira para los michoacanos, por el momento, estas escuelas no están recibiendo subsidio.
Y la realidad todavía es peor, pues más allá de estos datos, de las carencias mencionadas, la verdad es que solo los ciegos por lógica misma, pueden ignorar esta situación. Los morelianos son una población inmensa que está siento azotada por la pobreza. Estas condiciones de vida son precisamente de lo que adolecen los ciudadanos. Son tiempos difíciles y más si tomamos en cuenta el factor pandemia que agudiza toda esta crisis.
Ante tal situación, el Movimiento Antorchista propone soluciones contundentes, una de ellas consiste en la organización de los vecinos, misma que es un derecho constitucional, para solicitar a las autoridades que les sean atendidas las demandas que les aquejan. Todo con el debido apego a la ley.
Para el antorchismo, el medio más factible de llevar progreso y desarrollo a los pueblos y colonias marginados es este. Creo que los morelianos, hoy más que nunca, tienen razones de sobra para organizarse, ya sea por la falta de agua, pavimentación, drenaje, electrificación, ayuda alimentaria, por una escuela digna o un buen transporte, sea la petición que sea, el medio factible, repito, es la organización para pedir decididamente, atención por parte de las autoridades.
Por eso, por este medio, quisiera extender la invitación a quienes leen mi opinión a que no desdeñen esta posibilidad para hallar, en conjunto, una solución a la gran problemática.
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