Cuando se afirma que vivimos en un país inmensamente rico, es una verdad irrefutable, estamos dentro del grupo de las 20 naciones con mayor riqueza en el mundo, contamos con la mayor biodiversidad en el mundo, un amplio territorio, con condiciones climáticas favorables que permiten producir una amplia variedad de cultivos, verduras, frutas, legumbres, cereales, hortalizas y carnes. Citaré unos datos para sustentar la gran capacidad productiva de nuestra PEA, que suma 58.2 millones personas, y afirmar que el problema es la capacidad distributiva entre los que producen esta gran riqueza. Somos el primer lugar en producción de hortalizas y segundo lugar en producción de frutas en América Latina, en el año 2020 la producción de alimentos arroja los siguientes datos en millones de toneladas: maíz 27.4, sorgo 4,7 y trigo 2.99; en hortalizas: tomate rojo 3.37, chile verde 3.3 y cebolla de 1.5, en producción de frutas aguacate 2.4, limón 2.8, caña de azúcar 5, mango 2.18 y papas 1.8. Sorprendente la producción. En cuanto a la producción de carnes, somos el séptimo lugar en producción de carne a nivel mundial, se realiza en 109.8 millones de hectáreas, produciendo 8.7 millones de toneladas anuales: carne de ave de 3.2, huevo para plato 2.8, carne de bovino 1.9, porcino de 1.4, caprino 40 mil toneladas y ovino con 65 mil toneladas, somos el cuarto exportador de miel de abeja con 28 mil toneladas de producción anual. Sorprendente la capacidad productiva de nuestros campos y sus millones de trabajadores, el problema clave está en la distribución y consumo, se produce para el mercado nacional y extranjero, para aquellos que tienen cómo adquirirlo y pagarlo, que deje una enorme ganancia a los grandes productores, no para saciar el hambre de los que la padecen que son 23 millones de mexicanos.
Lo mismo sucede con las otras ramas productivas, extraer y producir a gran escala, para el mercado con la finalidad de obtener ganancias, posibilidad que tienen solo los dueños de grandes cantidades de capital. En extracción y producción de minerales, nuestro país se ubica dentro de los 10 principales productores de los 16 minerales más ocupados en el mundo, primer lugar en producción de plata con 2,361 millones de toneladas, segundo en producción de fluorita con 1,096 toneladas anuales, quinto lugar en la producción de plomo con 199 toneladas, octavo en producción de oro a nivel mundial con 113 toneladas, décimo productor a nivel mundial de cobre con 40,730 toneladas, sexto lugar a nivel mundial en la producción de zinc con 38,100 toneladas. Dejando derramas económicas de utilidades a la iniciativa privada de miles de millones de dólares, porque los trabajadores y sus familias siguen sumergidas en la pobreza y marginación. Es cierto que la mayoría de los trabajadores, sin descanso, todos los días, desde el amanecer hasta el anochecer,cumplen con sus jornadas de trabajo agotadoras, moviendo con sus manos las herramientas y la maquinaria que son propiedad de unos cuantos empresarios para extraer o producir grandes cantidades de recursos naturales de las entrañas de la tierra, que pronto se convierten en valores y valores de uso que se lanzan al mercado para su venta, al venderse se materializa la utilidad que va a parar al dueño de los medios de producción, esto pasa todos los días en México.
Las riquezas producidas por las inmensas mayorías de las manos de los trabajadores mexicanos, quienes más horas trabajan en el mundo, según datos de la OCDE, 2,255 horas al año, van a parar a unas pocas manos privadas de industriales, comerciantes o banqueros. Así se explica que los 10 hombres más ricos de México, tengan inversiones en varios sectores de la producción, teniendo decenas de miles de empleados que todos los días los explotan laboralmente, pagándoles míseros salarios, gracias a eso pueden presumir de grandes fortunas. En el 2021 los 10 hombres más ricos de México, en plena pandemia incrementaron su fortuna en un 20%, Carlos Slim de 52,100 a 55,930 mdd; Germán Larrea de 11,000 a 27,110 mdd; Ricardo Salinas de 11,700 a 12,520 mdd; Alberto Bailléres 6400 a 10,480 mmd; Juan Francisco Beckmann de 4,300 a 7180 mdd; María Asunción Aramburuzabala de 5,600 a 5,630 mdd; la Familia Servitje de 2600 a 3,590 mdd; familia Arango de 4,300 a 4,301; Antonio del Valle de 3,000 a 3,010 mdd,; familia Robinson Bours de 2,570 a 3,000 mdd . Los acaudalados dueños de grandes cantidades de capital, han incrementado sus fortunas año con año, comprobando la veracidad y vigencia del planteamiento de Karl Marx. “El capital es trabajo muerto que sólo se reanima, a la manera de un vampiro, al chupar trabajo vivo, y que vive tanto más cuanto más trabajo vivo chupa. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el cual el capitalista consume la fuerza de trabajo que ha adquirido”.
El principio que hoy impera en el mundo económico de la explotación de las mayorías por unos cuantos, debe ser sustituido por la cooperación recíproca, distribución equitativa de la riqueza social entre todos las que la producen, eso es lo justo, aunque semejante planteamiento a los ricos les asuste. Hoy más que nunca debemos hacer nuestro, el planteamiento de Lenin. “No puede existir, no existe, ni existirá jamás igualdad entre opresores y oprimidos, entre explotadores y explotados”. Para aquellos que creen que repartiendo dinerito a los sectores más marginados y por otro lado dando concesiones a los millonarios, van a resolver el gran problema económico de desigualdad en el que estamos sumergidos.
No es suficiente con comprender el fenómeno, hay que actuar sobre él, las mayorías empobrecidas material y espiritualmente deben tener conciencia de la clase social a la que pertenecen, deben observar analizar, razonar y sacar sus propias conclusiones de lo que diariamente ven. La concentración de la riqueza y el incremento de la pobreza se mira por todos lados, la carencia de vivienda, encarecimiento de los alimentos, la falta de servicios, pésimos servicios de salud, etc., se viven se sufren y padecen en carne propia,estos dos polos opuestos e irreconciliables de la misma sociedad actual en la que vivimos, debe ser el motor que despierte poco a poco las conciencias de las masas desposeídas, provocándoles la necesidad de luchar por otro modelo de sociedad, menos desigual e injusta.Porque quien no quiera razonar es un fanático como esos seguidores de la 4T y quien no se atreva a razonar es un esclavo, solo el pensamiento apegado a la razón nos hará libres y en Antorcha queremos ser hombres libres de palabra y de hecho.
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