“…Sin el basamento de la educación no hay grandeza nacional posible”. Bolívar lo expresó en frases lapidarias: “La nación será sabia, virtuosa, guerrera, si los principios de su educación son sabios, virtuosos y militares; ella será imbécil, supersticiosa y fanática si se cría en la escuela de los errores. Por esto es que las sociedades ilustradas han puesto siempre la educación entre las bases de sus instituciones políticas…”.
“…Véase la República de Platón. ¿Mas para qué hemos de examinar teorías? Véase Atenas, la madre de las ciencias y de las artes; a Roma, la señora del mundo; a la virtuosa e invencible Esparta; a la República de los Estados Unidos, el trono de la libertad y el asilo de las virtudes. ¿De dónde sacaron lo que han sido y qué son? …” (Vicente Lecuna, Papeles de Bolívar, págs. 301-302).
Así escribía Simón Bolívar, el Libertador: “…Si la naturaleza se vuelve contra nosotros, lucharemos contra la naturaleza y haremos que nos obedezca…” (en la obra citada).
La Venezuela de Bolívar, el Libertador; del comandante Hugo Chávez; del presidente Maduro, y de un pueblo consciente que, con su lucha, ha logrado contar con: 1) mejor empleo; 2) salud y educación públicas gratuitas y de excelente calidad; 3) avances en la solución al problema de la vivienda y sus servicios básicos, con la construcción de 5 millones de viviendas; 4) un importantísimo adelanto en la libertad de los venezolanos: el 96 % de soberanía alimentaria (Nydia Egremy, Buzos, 1 de septiembre de 2025).
Por citar sólo algunos de sus avances, todo ello bajo el asedio imperialista que ha destinado cantidades millonarias para alentar y financiar a los traidores de la lucha del verdadero pueblo trabajador, el pueblo no ha permitido que le compren la conciencia con nuevas políticas disfrazadas de solución a su pobreza y ha rechazado a los Juan Guaidó y compañía.
Desde su primer mandato, Donald Trump estuvo apoyando a Juan Guaidó, impulsando primero su candidatura e imponiendo después su supuesto triunfo electoral; enfrascó a sus seguidores en movilizaciones y desató una feroz campaña mediática cuyo objetivo era mostrar el supuesto triunfo en las urnas y terminar imponiendo a Guaidó. No lo logró.
Pero, con la manipulación de la elección, se lanzó sobre las finanzas venezolanas, sobre el petróleo, sancionando al país por “corrupción”; hizo lo mismo con el oro y se apropió de millonarios recursos, reconociendo Estados Unidos a Juan Guaidó como presidente legítimo y poniéndolo a disponer de los recursos que Venezuela tenía depositados en la banca norteamericana.
Todo esto y más ha podido resistir el pueblo venezolano, dirigido por el presidente Maduro; se quiso levantar al ejército en su contra y, aunque consiguieron quien se prestara al chantaje, tampoco prosperó. A la juventud venezolana se le intentó movilizar, a través de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, contra el pueblo trabajador: no lo lograron.
En este, su segundo mandato, Donald Trump quiere un tercer mandato y hará todo por lograrlo; a sus electores les prometió una “Nueva América” y, para ello, está utilizando la propaganda xenofóbica contra la migración cubana, venezolana y mexicana, presentando a los trabajadores como delincuentes.
Siendo un país con graves problemas de adicciones y con alto consumo de drogas, está culpando a estos países de ser los causantes de dichos males y ha llevado al Congreso a legislar para declararlos grupos terroristas, para que, basados en su invento de leyes supranacionales, pueda intervenir militarmente en cualquiera de ellos o en todos ellos.
Con base en esta estigmatización, ha declarado una guerra feroz al interior del país, en los estados santuario y en todo el territorio, persiguiendo a los migrantes, movilizando a los marines y a la Guardia Nacional, enfrentando incluso a los gobernadores y haciendo a un lado a las policías locales. Llega con tanquetas y carros artillados a detener a los jornaleros en los campos, granjas e industrias agrícolas.
Estos atropellos indiscriminados han generado una ola de protestas y ha ido bajando el respaldo que tenía, pues una gran mayoría de quienes le creyeron y votaron por él le está retirando el apoyo.
Sin embargo, la ideologización en la población sigue siendo muy fuerte; aunado a la falta de educación política, provocará acciones como declarar al presidente Maduro líder de un cártel del narco, señalarlo como causante de la drogadicción en su país: es un camino para el siguiente paso, la agresión a Venezuela.
Todo el antorchismo y todo el pueblo de México deben denunciar este atropello, solidarizándonos con el pueblo venezolano, que ha respondido a su valiente presidente y, en un número de cientos de miles, se han alistado para la defensa de la patria.
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