Dice una frase política que “el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”, es triste, pero es cierta. Los políticos charquenses arribistas que llegarán al poder municipal de Charcas, San Luis Potosí, son los mismos que durante toda la campaña condenaron y calumniaron a toda costa al gobierno Antorchista y a sus dirigentes principales, son los mismos que ya tuvieron el poder local durante muchos años antes, son los mismos que tuvieron en el atraso total y en la marginación obscena al municipio, y eso no tendríamos que haberlo olvidado nunca.
Es un secreto a voces en el municipio, que los dirigentes de la alianza PVEM y PT en Charcas están vinculados a mafias terribles de varios niveles de la sociedad. Se sabe también que parte de la campaña de ese partido (PVEM) fue financiada por políticos gansteriles y empresarios de dudosa reputación, pagando los votos a las familias más grandes del municipio (entre 40,000 y 60,000 pesos) para ganar la elección, contratando minutos en televisión para hacer más tragable a una candidata que nunca pintó, suministrando ríos de dinero para la compra de conciencias a cambio de que seguramente dejen operar abiertamente a sus grupos criminales y empresas de los patrocinadores, e incluso la entrega de concesiones millonarias para la construcción de obras. El tiempo lo demostrará.
El Verde echó a funcionar su maquinaria electoral en todo el estado para ganar a como diera lugar en los comicios del 6 de junio: una serie de acciones corruptas como la compra de votos, la mapachería, el carrusel, embarazo de urnas, violencia y agresiones para intimidar a opositores, soborno a funcionarios.
Y como era de esperarse el PVEM tuvo como aliado a AMLO, pues no hubo empacho en hacer uso ilegal de los programas sociales del gobierno, en fin, las recientes elecciones tuvieron a todas luces la injerencia del partido en el poder federal. Por todo esto, las elecciones en SLP fueron calificadas como las elecciones más sucias en toda la historia democracia de San Luis Potosí y por supuesto en Charcas.
Los Antorchistas saben, que como gobierno lograron llevar a buen puerto al municipio durante estos casi tres años, saben que a pesar de que les tocó más de año y medio de pandemia lograron bajar obras y servicios que beneficiaran a los charquenses. Ya veremos cómo gobiernan los verdes, qué tal administran las arcas municipales, cómo resuelven los problemas de la dotación de servicios públicos como el alumbrado, el drenaje, el suministro de agua, si continúa la mejora de los parques y jardines, si se respetan las áreas verdes, si se apoya a la educación de manera pareja, si se impulsa a los artistas y las tradiciones, si se le dará mantenimiento a las unidades deportivas, si se renuevan vialidades y se hacen más pozos, si ahora sí erradicarán la inseguridad como tanto se la pasaron pregonando, porque si los verdes empiezan con problemas o se ponen a echarle la culpa al pasado (como les ha enseñado el mesías mayor), que quede asentado de una vez que ahí estaremos los antorchistas, un día sí y el otro también, protestando con valentía y con mucha autoridad moral porque Charcas se merece lo mejor para su gente y no demagogia barata.
Charcas, seguirá siendo un bastión del antorchismo del Altiplano, con una base social sólida, leal y no comprada, que durante más de una década ha hecho su labor en el municipio por mejorar las condiciones de vida de sus agremiados, el Proyecto Por un Nuevo Charcas de Progreso y Desarrollo para todos logró convertir el municipio en un polo de desarrollo social que pudo ser constatado por varios de los municipios vecinos.
Tanta marginación que vivieron las comunidades campesinas durante muchísimos años, olvidadas por los gobiernos en turno y que solo fueron vistas y escuchadas por el gobierno municipal antorchista. La Antorcha en Charcas ya existía antes de ser gobierno y seguirá existiendo, porque sus integrantes son los mismos charquenses que han decidido organizarse para mejorar sus condiciones de vida. ¡Antorcha nunca se apagará: vive en miles de corazones y está más viva que nunca!
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