Incertidumbre y desolación es el sentimiento que permea entre el pueblo de México frente a la pandemia del coronavirus y no es para menos, el gobierno de la Cuarta Transformación no acierta a tomar medidas que indiquen con certeza lo que se debe hacer para combatir la epidemia con éxito desde el aspecto sanitario ni tampoco qué medidas de carácter económico van a instrumentar para asegurar la alimentación de la población confinada.
Todos sabemos que los servicios de salud en México están desmantelados; primero porque el presupuesto designado para este rubro representa sólo el 2 por ciento del presupuesto total de egresos de la federación, dato que revela que la salud es un rubro al que no se le da importancia y poco se le invierte y aunque el gobierno se ufana de haber incrementado el presupuesto de salud con respeto al asignado en 2019 en un 3.5 por ciento, ese incremento está a punto de ser rebasado por el proceso inflacionario que de enero a marzo registra un aumento de 3.4 por ciento.
En segundo lugar, el desabasto de medicamentos cuya crisis evidenció que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) fue la causante, porque cambió la estrategia de compras bajo el argumento de que había corrupción en ese proceso, a eso, le agregamos la desaparición del Seguro Popular y la apertura del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) organismo que nadie sabe cómo opera. Ahora frente al coronavirus, el personal médico trabaja indefenso, sin equipo ni insumos para curar a los pacientes, como lo han denunciado ya en diversas manifestaciones públicas en distintos estados del país. Todo eso avizora el colapso del sistema de salud.
Mientras el mundo está sufriendo las consecuencias de la pandemia y los organismos internacionales se desgañitan exhortando a los gobiernos nacionales a tomar medidas de emergencia para proteger a la población, ¿qué está haciendo el Ejecutivo Federal para resolver este grave problema de salud pública? El mismísimo presidente de la República, haciendo alarde de irresponsabilidad ha recomendado apegarse a los fetiches religiosos o de la buena suerte para que no nos contagiemos: "Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo"; además de balbucir otras frases insensatas, tales como: "El escudo contra el coronavirus es la honestidad", "El pueblo va a curar al pueblo", como si estuviera en campaña política y no en una emergencia sanitaria.
En esto de las frasecitas también hay contagio. El &8203;&8203;&8203;&8203;&8203;&8203;&8203;subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, no se queda atrás al manifestar orondamente: "Sólo morirán el 2 por ciento de los mexicanos", eso significa 2 millones 584 mil habitantes pues el censo calcula una población de 129.2 millones de mexicanos. Y, para completar, el gobernador de Puebla dijo: "Si son ricos tienen riesgo, los pobres estamos inmunes" y "el remedio contra el coronavirus es un plato de mole de guajolote". ¡Así la insensatez de los gobernantes!
Por todas esas expresiones, los medios nacionales e internacionales han vapuleado a los políticos mexicanos y si el problema fuera nimio no pasaría de aguantar la vergüenza nacional que esto implica; pero, el problema es muy grave. La cifra de contagiados por el Covid-19 a nivel mundial se elevó a más de 784.314, mientras que la cifra de fallecidos ya supera los 37.638 y en México la cifra es de 1.094 casos de coronavirus y 28 muertes (El Universal al 30 de marzo); ahora ya estamos en emergencia sanitaria.
Ante el avance implacable del Covid-19, en nuestro país el gobierno decretó tardíamente la suspensión inmediata y hasta el 30 de abril de las actividades no esenciales y no realizar reuniones de más de 50 personas. Ahora sí, la población debe cumplir con el resguardo domiciliario especialmente las personas mayores de 60 años y quienes padezcan enfermedades crónico-degenerativas.
El gobierno federal anunció, además, tres medidas de carácter económico que no tocan la esencia ni la magnitud del problema, a saber: reforzar el programa de adultos mayores, no aumentar el precio de la gasolina y otorgar un millón de créditos a pequeños negocios. ¿Y todos los trabajadores informales que viven al día? ¿y los asalariados que perderán su empleo? Dejar en el abandono a esos sectores es condenarlos a la muerte por inanición. Estas medidas tanto las que se refieren a salud y a la economía son insuficientes; porque en salud debieran destinar recursos para equipar los hospitales y proporcionarles los insumos para protección del personal médico y para curar a los pacientes.
Esto es posible, en China construyeron un hospital en 10 días; adecuaron hoteles como hospitales y solicitaron asesoría médica a Cuba; la Comisión de Salud de China seleccionó al interferón alfa 2B recombinante (IFNrec), antiviral producido en la industria biotecnológica de Cuba, para aplicarlo contra el coronavirus y así curar a los enfermos mientras realizan la vacuna contra esta enfermedad.
China es hoy es el país que derrotó al coronavirus y junto con Cuba y Rusia proporcionan ayuda solidaria a más de 35 naciones para enfrentar la pandemia del Covid-19; Corea del Sur, por ejemplo, aplanó la curva de contagios aplicando miles de pruebas para identificar a los enfermos y aislarlos. Rusia, declaró la cuarentena como periodo sin trabajo, pero con salario para todos los rusos y los países que siguieron una política displicente en relación con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy esos países como Italia, España y el propio Estados Unidos son azotados por la pandemia y registran altos índices de contagios y mortandad.
Los mexicanos estamos en grave peligro por la negligente política de salud de la 4T, que nos expone irremediablemente a padecer en carme propia lo que están viviendo los países que desdeñaron la gravedad de la pandemia. La demagógica consigna política de "primero los pobres" empleada a lo largo y ancho del país por López Obrador se hará realidad, pero en su acepción más trágica, "serán primero los pobres" los que encabezarán la lista macabra de contagios y muertes. Este agravio cometido contra las clases trabajadoras por el gobierno de la 4T ningún mexicano lo olvidará.
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